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martes, 3 de enero de 2017

acerca de Entornos Personales de Aprendizaje


Hace unas semanas, una editorial española me contacto con la propuesta de que escribiera un librito a partir de una ponencia presentada hace unos tres años y mi participación, dentro del mismo congreso, en un intercambio de experiencias con TIC.  En principio pareció interesante retomar la idea y actualizar algunas cosas, y comencé a desarrollar el tema.

Hace alrededor de tres semanas el hijo vino de vacaciones (trabaja en India desde hace unos 20 meses) y de su paso por la Ciudad de México trajo un libro impreso por esa misma editorial:
  1. Entendí el tipo de negocio y no me interesa
  2. No puede ser impreso algo que se refiere al PLE
Como consecuencia decidí publicar aquí mis avances. Y abrirlos a una discusión. Bienvenidos.



Entornos Personales de Aprendizaje y su relevancia para el autoaprendizaje y la valoración de los conocimientos no formales 

Presentación

El concepto de Entorno Personal de Aprendizaje (Personalized Learning Environment, comúnmente llamado PLE) se remonta a los inicios de los años 60 aunque no había acuerdos ni en su definición ni en sus componentes. La primera referencia se encuentra en The first book of teaching machines[1], según Wikipedia[2] :

“Programs can only be designed by highly trained human beings who, through the teaching machine, can reach countless students and enable each to take an active role in a highly-personalized learning environment.”

En una traducción libre de párrafos que pueden rescatarse de ese documento, a través de Google Books[3], encontramos:

 Página 42: “Actualmente se llevan a cabo experimentos con máquinas de enseñanza y programas de aprendizaje en muchas escuelas, fábricas y oficinas de negocios, y en varias áreas de los servicios armados.”

Página 46: “El trabajo pre-clase de este tipo podría ahorrar mucho tiempo valioso a los buenos maestros y hacer su trabajo con los estudiantes más útil y más interesante.”

Aun cuando no conocemos la obra en su totalidad, la propuesta pareciera orientarse a apoyar el aprendizaje no solamente en los métodos tradicionales de enseñanza sino en aprovechar los recursos tecnológicos disponibles para que el estudiante realizara una búsqueda previa de los temas de estudio y llegara preparado a su clase, motivado para discutir y encontrar aplicaciones a lo aprendido.

En los tiempos que corren, esa propuesta se ve materializada y superada por los alcances de la School in the Cloud[4], desarrollada por el Dr. Sugata Mitra a partir de su muy conocido experimento  Hole in the Wall[5],[6]

Mi primer contacto con el concepto de PLE vino a través de Diego Leal[7] quien abrió al mundo una experiencia de aprendizajes y de compartir experiencias de aprendizaje a través de un taller llamado DocTic[8], en 2010. Diego, a su vez, cuenta en su blog[9] su inmersión en este tema, a través de Stephen Downes. La inclusión de muchos de quienes integran mi red de aprendizaje y colaboración (y mi inclusión en las de ellos) viene de las actividades que desarrollamos ahí.

En aquel momento el llevar a cabo el ejercicio de hacer un diagrama de mi PLE significó, más que nada, el acto de hacer explícito lo que siempre he sabido. Escribí en mi blog (crearlo fue una de las primeras tareas del taller)[10]:

Creo que soy bastante consciente de la red de personas y recursos que contribuyen a mi construcción de conocimientos y habilidades.

Normalmente deambulo por los diferentes espacios de la universidad conversando, retroalimentando y siendo retroalimentada en diversos aspectos y temas; participo en reuniones diversas con amigos y compañeros de trabajo; participo en reuniones formales de trabajo presenciales y virtuales; pero también aprendo a través de las diferentes redes sociales que me permiten interactuar con amigos que no conozco personalmente, con amigos que hace mucho no veo físicamente, con alumnos y ex-alumnos que me mantienen actualizada de muchas maneras, con mi familia,...Y luego, la cantidad de recursos valiosos que me permiten mantenerme al día en mi área de formación profesional, en la existencia y el uso de los recursos tecnológicos que van emergiendo (propios para mi área, para la educación, para la construcción de redes, ...) y en cualquier cosa que se me ocurra aprender o reaprender (la cocina, por ejemplo).

Sin embargo nunca había hecho el ejercicio de explicitar cómo se construye esa red que recién describí. Aquí va el ejercicio. Seguramente tendrá que ser actualizado mientras avanzamos en el curso; seguramente seré consciente de otros elementos de esta red, que de momento no son tan visibles.

Resulta ser un muy buen ejercicio de conciencia.

Aquí ese primer ejercicio:

La construcción es personal, obviamente, es dinámica y va cambiando y enriqueciéndose en la medida en que uno va adquiriendo nuevas herramientas y desechando las que ya no funcionan por cualquiera razón, y va ampliando su red de contactos y depurándola. La última actualización de mi PLE, creado para acompañar a un grupo de docentes en formación en el uso de las TIC, sirve de fondo para mi perfil en Google Plus y tiene poco más de cinco años, en los cuales ha evolucionado, aunque no la he actualizado. De alguna manera es como el CV de los aprendizajes, y llega un momento en que añadir cualquier cosa es hasta pretencioso.


En ese sentido coincido con Juan Domingo Farnós Miró en algo de lo que señala en su publicación del 27 de noviembre de 2016. Dice:

Nunca me ha parecido tener un PLE, la verdad, que aprendo de muchos en la red, en mi caso decirlo es una obviedad, pero nunca ni he llegado a tener uno, ni creo que lo tenga en mivida...sería tanto como ir contra lo que creo...Como voy a tener uno si entiendo el aprendizaje y el trabajo, como algo dinámico, como algo que evoluciona continuamente...que tengo algunos referentes? sin duda...pero mis ideas van mas lejos que eso...todo en la vida es un proceso y aprender, también, que afortunadmanete nunca acaba....
Juandon[11]

Coincido en que el aprendizaje y el trabajo son dinámicos y que evolucionan continuamente. Los referentes van siendo más variados, los contactos van diversificando nuestras áreas de discusión y participación activa. Sin embargo, creo que la elaboración del PLE de uno sirve para hacer explícita, así sea una vez, la riqueza de las fuentes de las que derivan nuestros aprendizajes. Y por esa vía aprender a reconocer el valor de los aprendizajes no formales y convertirnos en aprendices de por vida, discriminando lo que es valioso de lo que no, lo que apoya nuestro crecimiento y lo que podemos difundir, y la manera de hacerlo, para que otros tomen las riendas de su propio aprendizaje.

El PLE: ¿concepto o tecnología?

Es la pregunta que se plantean
Fiedler y Väljataga[12] y con quienes concuerdo en que el PLE no debe entenderse como aplicaciones de software sino como un recurso pedagógico para el aprendizaje organizado, el de cada uno. Si uno identifica sus fuentes de información y es capaz de evaluarlas, si es capaz de ir más allá de la información dada, en el sentido de Bruner[13],entonces es también capaz de establecer sus propios objetivos de aprendizaje y de diseñar las condiciones y procurarse las herramientas y recursos de su red personal para alcanzarlos.
Jordi Adell[14] señala que el PLE se trata de un “enfoque del aprendizaje” y no de una manera de enseñar. Adell enfatiza que No es una aplicación, no es una plataforma, ni un nuevo tipo de software que se puede instalar, el PLE es un enfoque pedagógico con unas enormes implicaciones en los procesos de aprendizaje y con una base tecnológica evidente. Un concepto tecno-pedagógico que saca el mejor partido de las innegables posibilidades que le ofrecen las tecnologías y de las emergentes dinámicas sociales que tienen lugar en los nuevos escenarios definidos por esas tecnologías.
Un problema es que casi todo lo que a los docentes nos gusta o lo que aprendemos lo convertimos en materia a enseñar y a ser evaluada, y entonces el ejercicio pierde completamente su sentido.
Ciertamente, en las concepciones de PLE que encontramos documentadas se hace particular énfasis en el uso de las TIC para aprender. En mi proceso de inmersión en DocTic, mencionado anteriormente, surgieron algunas reflexiones derivadas de una pregunta planteada por Diego Leal a los participantes: ¿Qué dudas espero aclarar?
Mi respuesta: Todas las que me surjan en este proceso.
De entrada, al instalar Freemind en mi computadora -que requiere de también de haber instalado Java (previamente, según el cuadro de diálogo de la instalación del Freemind)- me surge la duda de cómo podría participar en un curso como éste un profesor, como aquellos de Cancún, que no disponen de computadora personal para instalar las aplicaciones o el software necesarios. En su momento, para mapas mentales, nosotros utilizamos Mywebspiration, totalmente en línea y a través del cual se comparten muy fácilmente los mapas creados. Más dudas saldrán en este proceso, respecto a otros temas. Pero éste me parece importante porque para mí la idea es justamente hacer llegar estas opciones de capacitación a los profesores con menos recursos.[15]
Es decir: sí, en ese primer momento parecía que privilegiábamos el uso de las tecnologías como medios de aprendizaje, lo cual se refleja en la imagen de mi primer PLE. Gradualmente fui incorporando a las personas de las que he aprendido a lo largo de mi vida y de las que sigo aprendiendo y la red que configuran se integró a mi PLE.
El uso que se da a los conceptos, cualquiera que sea el área en que se trabaja, dentro de las instituciones educativas, los convierte en algo distinto. Se trata, muy consistentemente, en convertir cada idea en algo tangible, comparable, sujeto a la evaluación del docente. El PLE, mas que una construcción personal, pasa a ser un ejercicio que muestre el número de aplicaciones y recursos tecnológicos diversos que uno conoce o del que ha escuchado hablar, aunque no lo utilice en lo absoluto o no sepa ni cuáles son sus aplicaciones.

Pongamos el caso de Twitter. Apenas ayer una amiga, periodista de oficio, se quejaba de que no entiende por qué habría que entrar a esa comunidad donde solamente encuentra “puras malas noticias, puyas, grillas, agresiones viles y amenazas”. Respondí que eso depende de los grupos en los que participa, la gente con la que entra en contacto, etc. Pero se puso de moda insistir en que los docentes debían incluir el uso de las redes en sus cursos, como apoyos para el aprendizaje, sin antes ayudarles a saber para qué puede servir cada una ni cómo utilizarlas y, lo que es peor, sin haber desarrollado el pensamiento crítico.
Tanto Twitter como Facebook, por hablar de las redes más utilizadas, pasaron de ser comunidades de interacción casi entre pares y amigos a redes donde lo extraordinario es que uno no esté inmerso en alguna compañía, partido o asociación tratando de vender o promocionar algo, incluida la venta e intercambio de “Likes” o seguidores. Para que funcionen como elementos de una red o entorno de aprendizaje es necesario buscar a aquellos grupos o individuos de los que vale la pena aprender y los recursos tecnológicos nuevos que valdría la pena incorporar. Pero eso es parte de otro aprendizaje.





[1] Sam EpsteinBeryl Williams EpsteinThe first book of teaching machines. Franklin Watts, Inc. New York, 1961.
[3] Traducciones libres de los párrafos encontrados en Google Books.

[6] Beyond the Hole in the Wall: Discover the Power of Self-Organized Learning. TED Books. Kindle Edition. Amazon, 2012.

[7] Diego Leal. Diegoleal.org
[8] Leal, Diego. DocTic. Julio de 2010.
[10] Parra, Blanca. Mi ambiente personal de aprendizaje. Aprendizaje mediado por TIC. Blog. Julio 2010.
[11] Farnós Miró, Juan Domingo. Publicación del 27 de noviembre de 2016, en Facebook.
[12] Fiedler, S., Väljataga, T. Personal learning environments: concept or technology? International Journal of Virtual and Personal Learning Environments. Volume 2 Issue 4, October 2011. Pages 1 – 11. IGI Publishing Hershey PA, USA.

[13]Bruner, Jerome S. Beyond the Information Given: Studies in the Psychology of Knowing. New York, Norton, 1973.

[14] Castañeda, L; Adell, J. El Ecosistema pedagógico de los PLEs. Entornos Personales de Aprendizaje: Claves para el Ecosistema Educativo en Red. Alcoy: Marfil, 2013. Página 46.
[15] Parra, Blanca. Mis expectativas de este curso. Aprendizaje Mediado por TIC. Blog. Julio 2010.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Retomando las observaciones de hace 37 años

En el verano de 1977 desarrollé la parte experimental de mi trabajo de tesis de maestría; entre septiembre de ese año y junio de 1978 redacté el análisis y reporte de la experiencia. Pero ese mismo año yo viajé a París para iniciar mis estudios de doctorado, y Papini (Dr. Jesús Alarcón Bortolussi) viajó a Estrasburgo, también para su doctorado. El trabajo quedó terminado pero no hubo tiempo para la formalidad de la presentación y validación por parte de un jurado. A principios de 1981 regresé a México y en junio de ese año hice la defensa de la tesis, aun cuando Papini seguía en Francia. Hoy volví a darle una revisada a ese trabajo.

Con la tecnología de los años 70, el trabajo se escribió a mano y luego Margarita Brito, entonces trabajando en Matemática Educativa, lo mecanografío. Se imprimió en el mismo taller de Matemática Educativa, con el apoyo de Carlos y Octavio, que estaban a cargo del área de reproducción e impresión de todos los materiales que producíamos.

El trabajo consiste en el diseño de un curso de formación para profesores de matemáticas de primero de secundaria, con un total de 90 horas, y el análisis y reflexión sobre lo que observamos a lo largo de él. Eran unos 30 profesores y teníamos dos grupos, de 50 niños cada uno, que acababan de terminar la primaria, para observar la manera en que los profesores llevaban al aula lo que aprendían y se les proponía en el curso.

En cuanto a lo que observamos entonces sobre los conocimientos, habilidades y actitudes de los profesores en y hacia los temas de matemáticas y los que tienen que ver con la labor docente, independientemente del curso que imparten, pareciera que el tiempo se ha detenido. No hay mejoría y hasta me atrevería a decir, con las siempre honrosas excepciones, que hay un retroceso. Los programas han cambiado, debilitándose de manera alarmante, y los materiales que se ofrecen a los profesores y a los alumnos, desde la misma SEP, no contribuyen a mejorar la calidad de la educación, especialmente en matemáticas.

La propuesta del curso de 90 horas no sigue el programa que estaba vigente en aquellos tiempos, que incluía Lógica y Conjuntos y Probabilidad y Estadística, desde 1974 o algo así. Las razones que entonces expuse son básicamente las mismas que recurrentemente expreso con respecto a la educación matemática: hay que atender a las características de nuestros alumnos y a proporcionarles herramientas que les permitan hacer frente a situaciones en la vida real, aunque sí incluiría aspectos probabilístico y el manejo de datos. También recomendaba tomar en cuenta que sin la capacitación adecuada, y no a través del teléfono descompuesto que son los multiplicadores, valía más no pedir al maestro trabajar con temas que no comprenden, que parecen haber descendido solamente sobre unos cuanto iluminados, y que limitan el tiempo que se necesita para desarrollar conocimientos mucho más relevantes en todos los sentidos.

De las observaciones y del análisis que hicimos de ellas resultó que los temas que desde todos los tiempos han estado en los programas de ese nivel, tampoco son suficientemente dominados por los profesores, especialmente en lo que se refiere a fracciones y geometría plana. Que los profesores ni siquiera prestan atención cuando se trata de profundizar respecto a esos mismos temas, porque suponen que ya saben de qué se trata, aunque no sea verdadero. Diría yo que reconocen la tonada pero no podrían cantar o tararear la canción.

Lo mismo sucede cuando se trata de temas de pedagogía, didáctica, tecnología educativa, psicología del aprendizaje y los temas relacionados. Los docentes han pasado por todo tipo de talleres o sesiones informativas -generalmente por obligación- en las que pareciera que es más importante utilizar la jerga correspondiente que entender de qué se trata y para qué puede ser utilizado ese conocimiento. Salen indemnes de semejantes experiencias, en el mejor de los casos. Tristemente eso también se observa en directivos de todos los niveles en el área educativa. El triste caso de la terrible confusión y falta de comprensión de lo que significa el desarrollo de competencias (no competencias laborales, no competiciones), en los últimos tiempos, es un excelente ejemplo para ilustrar el desastre que son esos métodos de "capacitación" a los que las autoridades educativas siguen recurriendo.

En cuanto al trabajo con los alumnos, nos sorprendió lo refractario que se mostraron para tomar en cuenta la propuesta de trabajo independiente del alumno y asumir la función de facilitador que incorporamos a nuestro trabajo desde 1975, por lo menos. Los materiales de trabajo para el alumno -contenidos en el libro Matemáticas 100 horas, para primero de secundaria- fueron elaborados, puestos a prueba y re elaborados en función de las observaciones del trabajo con los niños en las escuelas secundarias en las éramos docentes, o en las que auxiliábamos a otros docentes que empleaban los materiales, de manera de asegurar que los alumnos podían aprender por su cuenta y discutiendo entre ellos, con apoyo del docente cuando surgía una duda o era necesario proponer una alternativa.

Después de las sesiones de trabajo con los profesores, en las que se explicitaba todo lo anterior y se modelaba la puesta en operación, ellos debían trabajar con alguno de los dos grupos de niños, en parejas para que pudieran ser más eficientes en la observación del trabajo de los niños y su retroalimentación.

Se les pedía llegar a la sesión con los alumnos habiendo analizado los materiales y resuelto con nosotros cualquier duda o solicitud de apoyo. Lo que ocurrió fue que llegaban sabiendo el nombre de la lección, confiando en que conocían el tema; que dictaban cátedra controlando la lectura de los materiales, pidiendo a los alumnos leer un ejercicio, por ejemplo, y guardar inmediatamente el material; impidieron las interacciones entre los alumnos; se desviaron del tema observando y haciendo observar a los niños cualquier detalle de algún dibujo o característica que encontraran novedoso en el material -"vamos a aprender a dibujar esta florecita", por ejemplo-, sin concluir la lección ni, por supuesto, lograr algún aprendizaje significativo en los niños; privilegiaron el trabajo de los dos o tres niños que terminaban un ejercicio antes que el resto; y no registraron ninguna de las dudas o tropiezos que encontraron los chicos del grupo.

Que las cosas no han mejorado me quedó claro hace casi dos años, cuando me pidieron hacerme cargo de dos grupos de matemáticas en un colegio privado de niñas. De pronto tenía público en la ventana observando mi "peculiar" manera de poner a trabajar a las alumnas mientras circulaba entre las bancas para retroalimentar lo que hacían, en caso necesario; o sentándome en el suelo con ellas, u observando la manera en que trabajaban y se retroalimentaban en parejas o grupos de cuatro o cinco. Aparentemente nunca habían visto o conocido la puesta en acción de todo lo que les piden que aprendan en asuntos de trabajo colaborativo y del aprendizaje centrado en el alumno.

Fue bueno releer el material y encontrarme con documentos que escribimos Papini y yo sobre la resolución de problemas y sobre los inicios de la probabilidad con los chiquitos, a partir del trabajo con niños. Documentos que recordaba pero que no los tenía disponibles, según yo. Papini falleció en 1997, pero antes hicimos realidad dos proyectos importantes de formación de profesores de matemáticas, creando maestrías en educación matemática en las escuelas normales de Saltillo y de Toluca, entre otras cosas.

Encontré también los materiales que, como alumnos, escribimos algunos compañeros y yo, de manera individual o en equipos, y que sirvieron como materiales para el curso de 90 horas. Entre los compañeros que colaboraron con sus materiales y la imparticion del tema, dentro del curso, están algunos de los amigos que permanecen a través de los años que van de 1968 a la fecha: los reconocidísimos educadores Elias Loyola Campos y César Cristóbal Escalante.

Mucha agua ha pasado bajo los puentes y seguimos observando las mismas carencias educativas.