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miércoles, 29 de marzo de 2017

Actividades finales en el CIPEC

El plan para el 18 de marzo era celebrar el Día de Pi, un poquito atrasado. Para ello redacté dos problemas:

Sin embargo una fuerte gripe me impidió asistir. Muy temprano comuniqué a los responsables del CIPEC mi ausencia y adjunté los problemas y una petición:

"Les adjunto el material que tenía preparado para la sesión de hoy, pensado para que los chicos trabajen en parejas en las respuestas (íbamos a celebrar el día de Pi, que ocurrió el día 14). La idea es que ninguno de los maestros les dé respuestas, aunque Itzel, Carmina, Leo, Paola, y tal vez Christian (hermano de Itzel) podrían apoyar a los demás si fuera necesario.

Lamento el inconveniente pero debo permanecer en cama. De todas maneras estaré atenta por si hay información que los jóvenes requieran."

Estuve atenta pero no recibí ninguna pregunta. El sábado 25 esperaba que me compartieran las dudas y los avances.

Cuando llegué encontré en el pizarrón una "cuenta" y una serie de pentagramas. Borré los pentagramas y escribí 1) que eso era falso y 2) que explicaran por qué es falso, refiriéndome a la "cuenta" que dejé visible en la parte superior del pizarrón:



Luego, cuando los jóvenes comenzaron a llegar les pedí, y a los maestros también, que respondieran a mis preguntas; a algunos les proporcioné calculadoras muy viejas pero que funcionan cuando uno sabe lo que está haciendo, y éste no era el caso.

Para la mayoría (y con las calculadoras muy viejas) el resultado era, en efecto, 8; para los que utilizaron sus celulares o tabletas, el resultado era 16.5. El maestro escribió:

3*2 = 6+6 = 12-5 = 7+10 = 17-1 = 16\div 2 = 8


lo cual evidencia 1) la manera (incorrecta) de llevar a cabo la serie de operaciones y 2) la perniciosa costumbre de escribir lo que se va pensando sin atender a la corrección de la escritura, igualando cosas que, evidentemente, no son iguales,

Hablamos del orden de las operaciones, por supuesto:



Y de porqué si estamos haciendo música y utilizando aritmética en el proceso debemos respetar las reglas en ambos contextos. Les recordé que la escala musical es obra también de Pitágoras, y la referencia en Donald en el país de la matemáticas, por si lo habían olvidado. Luego comentamos algunos ejemplos en la vida cotidiana para enfatizar la gravedad de cometer errores en los cálculos numéricos al no respetar las reglas. Aunque llevaba lo necesario para proyectar lo que fuera necesario en la sesión, descubrí que el cañon sigue sin funcionar adecuadamente aunque esta vez sí había electricidad.

Una vez discutidos todos los errores observados y después de un par de ejercicios para poner en práctica las reglas, cambié el problema:





Pero no todos los chicos trabajan.  Al menos tres de ellos solamente asisten por obligación, me queda claro, y es algo que había comentado antes; pasan el tiempo esperando los comentarios del resto pero sin poner atención. Se animan cuando reparto chocolates o galletas, pero no tienen interés alguno en lo que hacemos. Por otro lado, es evidente que en las escuelas secundarias a las que asiste la mayoría (hay dos en bachillerato) no han aprendido ni siquiera lo elemental.



Terminada esta actividad pregunté por los resultados del trabajo del sábado 18, con los problemas que  había enviado.

El problema de las pizzas fue resuelto por el maestro José y explicado a los alumnos, a pesar de mis instrucciones. No es sorprendente porque es algo que reporté en mi tesis de maestría... en 1980: los maestros tienen una necesidad absoluta de ser el centro de proceso y de controlar las respuestas de los alumnos, que deben ajustarse a las del mismo profesor.

En el segundo problema el mismo maestro se decidió por el cálculo numérico sin observar la figura proporcionada. Calculó mal el lado del rombo, como era de esperarse, y, consecuentemente, todas las demás longitudes y las áreas. Cuando les pedí observar la figura ANTES de lanzarse al cálculo, la respuesta fue evidente para los tres jóvenes más activos.

Hablamos luego de carro que están construyendo a partir de barriles. De empuje, de fricción, de centro de gravedad, de pistones, de energía, etc. apoyándome en el libro Auto Math Handbook que compré hace años en un Pep Boys, muy convenientemente. Me compartieron que lo único que han hecho es pintar y decorar los barriles; nada acerca del diseño del vehículo.

En conclusión: esto parece un intento (de mi parte) por rescatar algo en una guardería. No veo más interés que el de mantener a los chicos dentro del aula por la hora y media que paso con ellos. Y no es algo que me parezca interesante o importante continuar.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Antes de San Valentín, en el CIPEC

La actividad consistía en crear una tarjeta de San Valentín, que dedicarían a quien ellos quisieran, sin compartirla con el resto (ni en fotos).

Las mismas reticencias que tienen como origen las descalificaciones que han recibido, en este caso porque "no sabes dibujar" desde el punto de vista del maestro. Ignoro cuáles son los estándares del dibujo según los maestros y estoy convencida de que muchos grandes artistas serían descalificados por ellos.

Recuerdo siempre la primera experiencia que tuve con un chiquito de primer año de secundaria, cuando comenzaba mi carrera como maestra. Les pedí que, de manera individual, cada uno retomara una lección del libro "Matemáticas 100 horas", para cuya segunda edición había yo escrito un buen número de lecciones y las ponía a prueba con ellos. Esos materiales se trabajan al ritmo de cada alumno de modo que la condición era que tenía que ser una lección que el alumno ya hubiera cubierto. El formato era a elección de cada alumno y podía ser texto, historieta o mixto. Cada uno seleccionó su tema y comenzó a trabajar mientras yo observaba lo que hacían, fila por fila. Al llegar a la última encontré a uno de los chicos con la página en blanco y le pregunté la razón. "Es que no sé dibujar", dijo; respondí que todos sabemos dibujar y que bastaba que hiciera "monos", que ilustré rápidamente:
                                                 
Insistió en que no sabía hacer eso, de modo que le ofrecí una alternativa "simplificada":
                                               
Terminó por decirme que desde el kinder los maestros le habían dicho que no sabía dibujar. Y se lo había creído. Fue difícil convencerlo de hacer cualquier cosa que implicara trazar algo.

Como madre de familia también me enfrenté a situaciones semejantes: "tu hijo dibuja a lápiz" ("mira qué bonito dibujan las niñas con mucho color"), "tu hijo no sabe decir lo que es el color" (aunque todos los trabajos se quedaban para exposición), etc. La diferencia es que una cosa es lo que opine un maestro o varios y otra es lo que nos creemos en esta casa.

Los chicos del CIPEC, en su mayoría, comenzaron a crear sus dibujos después de algunas sugerencias: dibujar un 2, reflejarlo sobre un eje vertical tangente a la primera figura, o un 3 al que se le alargan los extremos, como se muestra enseguida:
                                        
Algunos querían que su dibujo quedara como el de Toño, quien es arquitecto y había hecho una progresión de corazones en perspectiva. Tomé prestada una actividad de la película La sociedad de los poetas muertos: poner a esos chicos a caminar mientras el resto los observaba. Luego pedí a los observadores que dijeran si todos caminan de la misma manera o no, y comentar al respecto. Funcionó excepto para uno.





 



Otras opciones eran escribir una ecuación de un corazón (buscada en la red por ellos mismos) y/o graficarlo en Desmos. Luis, uno de los chicos más avanzados (tercero de secundaria) eligió construir corazones en la aplicación pero, recién integrado al grupo, requirió del apoyo de Tamara quien le explicó cómo utilizarla.




La insistencia en dibujar en perspectiva dio el tema para la siguiente sesión: proporcionalidad y semejanza.