Ha terminado un semestre académico en León, en la Ibero. Sí, los programas de estudio son distintos, comparados con los de la Ibero Tijuana. Más ambiciosos en cuanto a la cantidad de temas por cubrir, lo que hace que se vean con menos profundidad y se tengan que pasar por alto muchas aplicaciones y conexiones con otras áreas de estudio, lo cual es una pena. También, la procedencia de los alumnos (en todos sentidos) es mucho menos heterogénea, pero los pocos alumnos “foráneos” no se integran totalmente a la vida social y académica del grupo, algo que no es específico de la cultura de la universidad pero sí de la de la ciudad.
Especialmente los alumnos de la carrera de Ingeniería Civil, y por lo menos en este grupo de primer semestre, se mantuvieron aislados del resto en todos los aspectos. Resultó ser una mala decisión el no compartir con los demás y no aprovechar lo que el grupo podía ofrecerles en cuanto a soporte, pues de los cuatro IC solamente uno de ellos aprobó el curso, sustentado en sus antecedentes académicos y su determinación por hacer las cosas, solo. Claro, eso del PLE y del PLN es algo de lo que la academia parece no estar enterada, como bien me pude dar cuenta en la semana del Taller de Inducción que nos ofrecieron a los docentes que recién nos incorporábamos a la institución. Si los docentes no comparten, ¿cómo podrían valorar la colaboración e invitar a participar a los alumnos de ella?
Sin embargo hubo avances en el grupo en varios sentidos: el uso de Facebook para compartir materiales, documentos, experiencias y preocupaciones, y el uso de Wolfram Alpha como herramienta para evaluar sus procedimientos y resultados y para investigar sobre la forma de las curvas o las raíces de ecuaciones con las que nunca se habían topado. Pero también el uso de GeoGebra, Dropbox y Drive, entre otros recursos. El aligerar un poco el trabajo de talacha permitió abordar aspectos más conceptuales del Teorema Fundamental del Cálculo, por ejemplo. “Estamos viendo el cálculo con otros ojos” fue una expresión que me encantó, precisamente cuando trabajábamos con las aplicaciones del Teorema.
De los aspectos recurrentes en los cursos de cálculo que he impartido: las deficiencias en el manejo del algebra elemental, el desconocimiento de todo lo que se refiera a logaritmos, a funciones e identidades trigonométricas y a los elementos del algebra superior. Y el “yo creo”, “yo pienso”, “siento que”, etc. sobre lo que “fundamentan” sus procesos y resultados a falta de un trabajo formal al que no han sido acostumbrados/exigidos.
Hace años que abogamos porque en lugar de cursos operatorios de cálculo, en el bachillerato, se ofrecieran fundamentos sólidos sobre los cuales construir el cálculo de manera correcta, construir el sentido de variabilidad, el concepto de número real (realmente), y desarrollar el pensamiento lógico. Sin embargo se siguen ofreciendo copias del álgebra de la secundaria, se sigue trabajando con base en fórmulas (generalmente mal aprendidas), el concepto de número solamente abarca los enteros y los decimales que dé la calculadora, y no hay nociones de lógica matemática.
Esto es en la universidad. ¡Esperen a que les cuente la experiencia en el Colegio de niñas (bachillerato) en el que estamos a punto de terminar un semestre más que accidentado!
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